jueves, 20 de diciembre de 2012

Luna llena

Era muy extraño, yo era yo, pero también podía verme a mi mismo, pero tampoco era yo, era un esqueleto, como de dibujo animado, de cabeza redonda y de sonrisa amable, enormes ojos blancos, todo era negro y los trazos de mi cuerpo en blanco. La Luna blanca me sonríe.

Me cuelo por las chimeneas en la noche oscura, todo es silencio ¿Por qué? Ah,si, no tengo orejas ni oídos, pero tampoco me hace falta, escucho pensamientos que a esta hora son sueños. Y ahí está, un niño en una cama bastante inapropiada para él, una cama de gigantes, con postes de dosel y sedas colgando. ¿Quién será? Dulce angelito de piel blanca y cabellos morenos, ¿Por qué te ha tocado a ti?. Y como si una araña fuera despliego  unos hilos color luz de luna, que se amarran a las cuatro esquinas de su cama y empiezan a sostenerlo a él, voy entendiendo con horror lo que va a pasar, no quiero matarlo, ese niño me suena, me resulta conocido y no quiero matarlo, pero algo en mi no piensa lo mismo, soy un mero espectador.

Los hilos empiezan a levantarlo, como en una especie de macabra danza ritual, con al cabeza colgando, su pelo bailando.

Los hilos empiezan a moverse, a pasearse por él, pobrecito niño, se despierta y empieza a gritar y yo a reír, la sangre empieza a aflorar, una parte de mi se divierte, la otra, llora por el infanticidio que se comete ante sus ojos. Y antes de que la primera gota de sangre me salpique, abro los ojos, estoy en mi cama y todo ha sido un sueño, no un sueño cualquiera, pero tampoco quiero saber su significado, pero no puedo olvidar los ojos verdes que me miraban pidiendo socorro.


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